Muertes más que sospechosas

La indignación entre toda la población es unánime, pues como opinó un vecino de Camdem, ‘la riqueza y el poder no siempre van unidas a la inteligencia y la moral’.

Por Lina MARÍA MÚNERA G. – muneralina66@gmail.com

En un tranquilo y recóndito pueblo junto al mar, escenario idílico para descansar y entrar en contacto con la naturaleza, varias muertes sospechosas han sacudido el apacible transcurrir de los días. Como si de una novela de Agatha Christie se tratara, pronto comienza a hablarse de venenos y detectives, de intrigas y grandes fortunas, de hechos que dejan a sus 5.000 vecinos con la boca abierta.

Pero ni la autora de 66 libros de misterio ni mucho menos sus investigadores de ficción, Hercule Poirot y Miss Marple, podrían haber imaginado esta historia que se desarrolla en Camdem, Maine, muy al norte de la Costa Este de Estados Unidos. Resulta que una poderosa pareja de Missouri, los Bond, fue acusada de envenenar árboles en la propiedad de su vecina Lisa Gorman, viuda del presidente de L.L. Bean, una de las empresas insignia de ese estado, con el fin de mejorar la vista desde su propiedad.

Todo comenzó en 2021, cuando misteriosamente empezaron a secarse los árboles que separaban las dos propiedades y que les impedían ver el puerto y el mar a los Bond. Amablemente se pusieron en contacto con la señora Gorman y se ofrecieron a compartir los gastos para remover la vegetación muerta. Pero esta última, en lugar de aceptar su oferta encargó una investigación cuyos resultados indican que los centenarios robles fueron envenenados con un herbicida conocido como Tebuthiuron, que no solo contamina el suelo donde se aplica sino que no se descompone, de manera que el daño se extiende y perdura durante meses e inclusive años.

Tras una labor detectivesca se comprobó que la señora Bond trajo el agente contaminante desde Missouri y lo aplicó con generosidad en la zona que le estorbaba. Tras revelarse la verdad, la parejita en cuestión ha tenido que pagar alrededor de 1,7 millones de dólares en multas y acuerdos, pero el asunto no termina ahí. Ahora resulta que la sustancia se filtró en un parque cercano y en la única playa pública de la comunidad, aumentando el daño ambiental.

La indignación entre toda la población es unánime, pues como opinó un vecino de Camdem, “la riqueza y el poder no siempre van unidas a la inteligencia, la educación y la moral”. Nunca deja de ser asombroso cómo algunas personas se creen por encima de la ley y confían en alcanzar la impunidad a través del dinero. Pero el asunto se les puede ir hondo a los Bond, porque el fiscal general del estado ha comenzado una investigación. El rechazo social ya lo tienen todo, y muchos dudan de que vuelvan a aparecer por su residencia de verano.

De entre las muchas frases que dejó para la posteridad Agatha Christie, considerada en muchos listados como la novelista más vendida de todos los tiempos gracias a los casi 4.000 millones de novelas que ha conseguido vender, hay una que puede servir de epílogo a esta historia: “El mal nunca queda sin castigo, pero a veces el castigo es secreto”.

Artículo de opinión publicado en El Colombiano el 23 de junio

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