Relato
Imagen tomada del sitio web de la Facultad de Minas
Por: Wilson Vélez Giraldo
Recuerdo poco de la primera “clase magistral” que recibí en la Facultad de Minas, sin embargo, aún recuerdo la emoción que sentí al estar bajo el amparo de pinturas tan espléndidas en la cúpula del aula máxima de ese lugar que me había aceptado para lo que serían algunos de mis mejores años y que de paso me daría la posibilidad de conocer amigos maravillosos que me han acompañado a lo largo de mi vida.
Nos hablaba un “señor” mientras yo solo podía escuchar, callado, impávido y emocionado al saberme parte de la que, para mí, era la mejor faculta de ingeniería del mundo mundial. Podría jurar que aquel “señor barbado” que nos hablaba, nos contó varias anécdotas sobre la facultad y el orgullo que representa estar ahí, compartiendo los espacios, las sillas, las paredes, los libros de grandes maestros de la ingeniería colombiana.
(…) Nos contaba que el maestro Pedro Nel había diseñado la Facultad de Minas como “un arco que dispara flechas de conocimiento hacia la ciudad”.
Años después, en mecánica del medio continuo volví a ver a ese señor de barba, que seguía hablando de forma poética, pero ahora sobre formulas y ecuaciones. En esa segunda “clase magistral”, sentí que, si pasaba esa materia, con ese profesor, iba a estar mucho más cerca de ser ingeniero de la Facultad de Minas, lo que de alguna forma me ponía a mí, a un montañero de pueblo, a un nivel que 5 años antes, no hubiera pensado.
Pasaron muchos años desde mi grado de la facultad antes de volver al aula máxima, antes de volver a mirar la cúpula y el atril desde el que el “señor de barba” nos habló de nuestro lema “TRABAJO Y RECTITUD”” y de cómo debíamos estar orgullosos de ser parte de esta magnífica institución, también recordé (o lo soñé) que nos contaba que el maestro Pedro Nel había diseñado la Facultad de Minas como “un arco que dispara flechas de conocimiento hacia la ciudad”.
Hoy, cuando veo imágenes de la facultad, la vieja y la nueva, estoy seguro que la intención que tuvo el Maestro Pedro Nel se ha cumplido, la facultad ha disparado conocimiento, no solo a la ciudad, sino al país y al mundo, y es labor de nosotros como estudiantes, profesores, egresados, velar por dotar a la facultad de flechas, para que ese arco nunca deje de funcionar.