¿Estamos blindados de racionamientos?

Opinión

A pesar de tener un país con recursos naturales hídricos tan abundantes, resulta paradójico carecer de una infraestructura energética robusta.

Por: Johel Moreno S.

Otra vez se secaron los embalses del país y nos viene a la memoria el apagón del año 92 cuando ante la ausencia de electricidad, se agotaron los fogones de petróleo y el comercio decidió instalar en los andenes plantas de generación que produjeron humo, ruido y contaminación visual.

Y no solo por el fenómeno del Niño sino por la arrogante opinión de “expertos en la materia” que influyeron para no invertir en nuevos proyectos porque, según ellos, el sector eléctrico estaba sobredimensionado.

Y a fines del 2015 se nos presentó una amenaza de racionamiento por la presencia de otro Niño y el desequilibrio existente entre una oferta de energía al límite y una demanda creciente que puso en aprietos al sector eléctrico, situación que se agravó por el incendio en la central Guatapé en febrero del 2016; un accidente que comprometió también la operación de Playas y San Carlos, centrales cuyos embalses dependen de Guatapé bloqueando así, los 2.007 MW que venían aportando al sistema interconectado el 25,4 % de energía.

Y hubo que importar energía del Ecuador hasta

septiembre, cuando a marchas forzadas se

reparó la central.

Y hoy nos aparece de nuevo el fenómeno y con los embalses en niveles críticos y en descenso, porque las esperadas lluvias “de abril aguas mil” nunca llegaron. Y las térmicas a gas, a carbón y biomasa… más las hidroeléctricas, casi no logran conjurar una demanda promedio de energía que, sin picos, es del orden de los 220Gwh/día.

Y la tabla de salvación parcial ha sido Hidroituango; una central que debió empezar a generar en noviembre de 2018, apenas dispone de 4 de las 8 turbinas, es decir de solo 1.200 MW, pero así contara con todas las unidades, el Cauca no tiene el caudal necesario , pues según la información suministrada por EPM, el promedio de enero a abril fue de 440 M3/seg; y si cada turbina a plena carga consume 169 M3/seg, no hay el agua necesaria para las 8, ya que Hidroituango es una central de un bajo embalse útil y además, “a filo de agua”.

Muy poco han servido las leyes de la energía, la 142/94 obliga a que: “uno de los objetivos de la intervención del Estado en los servicios públicos, es fijar metas de eficiencia, cobertura y calidad, de manera tal que se garantice una prestación eficiente, continua e ininterrumpida…; tampoco se ha hecho efectiva la función de la Creg que es la de “crear las condiciones para asegurar la disponibilidad de una oferta energética eficiente, capaz de abastecer la demanda bajo criterios, sociales, económicos, ambientales y de viabilidad financiera”.

Ni tampoco el “tener en cuenta una capacidad de generación de respaldo para asegurar la disponibilidad de una oferta energética eficiente que garantice la expansión de la capacidad instalada de la generación que demanda el sistema interconectado”; puras leyes de papel para enmarcar, porque no se han cumplido. A pesar de tener un país con recursos naturales hídricos tan abundantes, resulta paradójico carecer de una infraestructura energética robusta, que contrasta con la ausencia de los grandes proyectos que atenderían una demanda creciente del orden del 6 %.

Ni siquiera el cargo por confiabilidad ha surtido efecto; aquel que viene cargado en las tarifas por kwh consumido por usuario y que se paga anticipadamente a las generadoras bajo la presunción de que van a cumplir la obligación de entregar energía firme.

Y sin la prestación continua y eficiente de los servicios públicos, ninguna comunidad puede pretender proyectarse hacia su desarrollo, ni mucho menos cumplir los fines de un Estado Social de Derecho como el nuestro que paga altas tarifas, tan altas que no se compadece con una riqueza hídrica inexplotada y cuyos precios deberían ser competitivos para crecer.

Las opiniones expresadas en este y los demás artículos son únicamente las del autor y no representan necesariamente las de la Asociación de Egresados de la Facultad de Minas – Ademinas. El propósito de este espacio es fomentar el debate y la diversidad de ideas dentro de nuestra comunidad.

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