Ante los hechos anómalos, claramente inaceptables, abundan las disculpas y las cacerías de chivos expiatorios.
Por: Tomás Castrillón Oberndorfer
Cuando se presentan las tragedias, los hechos anómalos y, en fin, sucesos que son lamentables e inaceptables, se suelen emprender investigaciones y toda clase de averiguaciones para tratar de determinar las causas y, de la mayor importancia, los responsables de tales situaciones, con la primera intención de evitar su repetición.
Surgen entonces los “fue que”, las “cortinas de humo”, para tratar de buscar los “chivos expiatorios” para que los verdaderos responsables no asuman sus responsabilidades.
A nivel nacional y al entrar en el reino del “posconflicto”, es muy clara la situación que vincula al “mamertismo” con el advenimiento de la “tal” Paz, luego del desastre del acuerdo de la Habana. Aparecieron aberraciones como el “Fast Track”, la Jep y la “tal” búsqueda de la verdad. El comportamiento típico del “mamertismo” consiste en buscar a quien endilgarle la responsabilidad de sus tropelías. Dentro del lapso de 100 días, que se le da a la nueva administración, hay que dejar en claro que el “partido” con la mayor participación en la nueva administración, es el “santismo”, porque es evidente que el “mamertismo” sigue ahí, y con ello se explican muchas cosas. Por ejemplo, que “casualidad” la manifestación, claramente justificada pero orquestada y aprovechada por el “mamertismo”, de las universidades públicas, pero ¿Por qué no la hicieron al gobierno anterior? Y así por el estilo.
Atendiendo el sabio consejo de nuestras matronas, de “no meterle más política” a las situaciones anómalas, es necesario enfrascarse en el desarrollo de las obras de infraestructura.
Dentro de ese orden de ideas, es absolutamente necesario hacer referencia a la “contingencia” de Hidroituango.Precisamente, y como antecedente, cabe recordar que ante la frecuente falla de sistemas de acueducto de las EPM, se originó el dicho de que un “Tubo tuvo la culpa”, porque ante la repetición de las fallas, siempre aparecían las disculpas que van desde los “Acts of God” de los gringos, hasta la mala operación de una retroexcavadora, pasando por el que “fue que llovió mucho”. En resumen: ante los hechos anómalos, claramente inaceptables, abundan las disculpas y las cacerías de chivos expiatorios.
Pero existen muchas más causas que deben ser investigadas. Por ejemplo: la acción tardía de los entes de control, debida principalmente a que se suprimió el control previo de otras épocas. También se adoptan esquemas nefastos de organización y de contratación. El control político de entes como el Congreso, las Asambleas y los Concejos Municipales lo han transformado en una verdadera politiquería.
En cuanto a la “contingencia” de Hidroituango, se presentó, lógicamente, una primera sensación de pánico, seguida de las medidas de emergencia, especie de “cirugías de guerra” ,con los consabidos “Puestos de mando unificados”, para atender a los damnificados y luego surgieron una serie de “cortinas de humo” manifestadas en los “Hay que” porque lo primero que se empezó a decir fue : “Hay que rodear a las EPM” seguida del “Hay que salvar el proyecto”, y así por el estilo.
Últimamente, se empieza con la instalación de las “Mesas” para proceder a determinar ¿Qué fue lo que pasó? Con la invitación permanente, a la “prudencia” para atender los “Hay que”, ya mencionados, y olvidando que “la calentura no está en las sábanas”.
En el pasado, se decía que cuando no se quería hacer algo, relacionado con el funcionamiento de un ente o el desarrollo de un evento, se nombraba una comisión, ahora se “Instala una Mesa”.
Como era de esperarse, se pusieron de relieve los enfrentamientos entre el Departamento y el Municipio. Claro que eran de esperarse cuando cada lado busca salvar sus responsabilidades. La comunidad se pregunta si esto no tiene que ver con la misma conformación de la Sociedad Hidroituango, que, como “viene de muy atrás”, hay que endilgarle la responsabilidad a todas las administraciones anteriores. Y así por el estilo.
Ya surgieron los primeros resultados de la investigación realizada por la UN, contratada para el efecto por el Departamento, y el señor gobernador hizo su “show” presentando, lo que según su parecer, son los 8 errores que desencadenaron la contingencia. El señor gobernador se quedó corto, porque los errores son muchos más, algunos de los cuales se pierden “en la noche de los tiempos”. A propósito de la UN, se ha cuestionado su experiencia y capacidad desde el punto de vista de la consultoría y la ejecución de proyectos de infraestructura, dado que su vocación es fundamentalmente académica (la docencia, la investigación y la pertenencia).
En esta especie de juego de “ping-pong”, las EPM, que actúa como socio contratista (otro error) también contrató su estudio, con una empresa chilena, con antecedentes poco conocidos, el cual es esperado para confrontarlo con el de la UN. Y no faltará la “Mesa” para que haga esta evaluación y vendrá otro estudio para dirimir las discrepancias y “dele por ahí”.
En fin, EL CAOS, y lo único claro, en la actualidad, es que: EL TÚNEL NO TUVO LA CULPA.
Publicado en El Mundo el 12 de octubre de 2018.
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